Volver a Torrevieja es siempre sinónimo de un gran día. Puede que porque nos recordara a aquel primer viaje en bus que hicimos con nuestras amigas del Club de Rugby la Safor a principios de mayo, cuando el verano empezaba a asomarse, puede que porque es el desplazamiento más largo que hasta ahora ha hecho nuestro equipo femenino, o bien porque siempre es emocionante enfrentarnos con nuestras amigas del Tigers de Torrevieja, un proyecto joven como el nuestro comandado por el incombustible Javi Linares, un verdadero hombre de rugby y de Club.
Tras las tres abultadas derrotas de nuestro equipo en Liga ante Abelles, Cau y UCV, las nuestras se mentalizaban para cambiar la dinámica en un nuevo partido que nos permite sumar minutos y poner en práctica lo trabajado en los entrenamientos. Para este amistoso, las bajas no impedían que el equipo armara una expedición de 15 jugadoras para lograr un buen resultado para nuestro equipo. Así, salíamos a las 11h30 de Valencia para poner rumbo al Sur con Estefanía Andújar, Ana González, Ana Vilaplana, Leo Coronado, Luli Pérez, Marta López, Maica Martí, Ali Muñoz, Silvia Pérez, Cris Hernández, Laura Palacios, Kirsty Booth, María Bodí, Desi Pérez y Diana Villa; todo un logro colectivo de nuevo, sobreponiéndonos a bajas por compromisos laborales, familiares y demás en días complicados previos a las fiestas.
Arrancaba el partido y las nuestras parecían decididas a poner en práctica lo que habían trabajado en el campo; toma de decisiones, orden en el campo y entrega física tanto en defensa como en ataque, empezando por aprovechar los primeros minutos del partido. Atacando el balón en las fases de conquista, Luli cargaba desde un rojo en el centro del campo que acababa con una impecable carrera transformada por Maica bajo palos. De esta forma, vendrían las posesiones largas y con un gran trabajo de continuidad, alejando el balón de la defensa y con un buen posicionamiento, tomando decisiones acertadas de cuando usar cada canal del juego. Las locales también gozaban de numerosas posesiones, duras con el balón, pero contenidas por el encuentro físico de nuestras delanteras que cerraban rápidas con postes, incurriendo a su vez en golpes de castigo iniciales que no se repetirían, por estar delante del último pie. Saliendo de fases estáticas, la presión de nuestra línea desbarataba los ataques locales, y ganando balones desde el ruck, los nervios iniciales de las nuestras por hacer la guerra por su cuenta hacía que nos tuviéramos que esmerar más para controlar el partido.
Fue entonces cuando las nuestras cambiaron el chip y pusieron pausa al juego en sucesivas fases de ataque, permitiéndoles leer el juego y atacar con mayor inteligencia. Así, cada amarillo bien trenzado por nuestra línea era una cabalgada hacia 22 contraria. En una touch rival, un balón dividido era ganado por nuestro pack de delanteras, que acababan posando tras varias cargas a ras desde cinco, sin transformar.
Llegarían dos ensayos adicionales de las nuestras, todas con un guión similar en el que presión, orden y verticalidad en el ataque eran una constante. Los tres puntos básicos que venimos trabajando nos daban la clave de un ataque ordenado y efectivo. Llegaría también el merecido ensayo local, atacando desde un golpe de castigo a cinco metros que las nuestras desatendían. Nos marchábamos al descanso con un 5-24 que nos daba tranquilidad de cara al segundo tiempo.
El arranque de la segunda mitad fue un calco de la primera, con mucha dureza en los enfrentamientos físicos y con mayor acierto de las sanroqueras en la toma de decisiones, buscando una presión que obligara al recurso de la delantera a su rival, bien controlado con los postes y sin ceder metros. Llegaban nuestros ensayos de la mano de distintas jugadoras, todos con la sensación de hacer las cosas bien y desde el colectivo; a diferencia de otras ocasiones en las que daba la sensación que las individualidades decantaban los partidos hacia nuestro lado, todas nuestras jugadoras transmitían la sensación de saber lo que estaban haciendo, como si llevaran tiempo preparando para ponerlo en práctica. Cuatro ensayos más para nuestro lado y de nuevo un ensayo local cerraban el marcador en el estado Nelson Mandela. No había tiempo para más, y la alegría se contagió en las nuestras, una sensación que no sentían las cachorras desde aquellas victorias iniciales en el amistoso jugado en Gandía. El resultado final de 10-46 era más que balsámico para nuestro equipo, siendo una victoria muy trabajada ante un rival de nuestro nivel y que venía de encadenar diversas victorias en la Liga de Murcia.
La consigna es clara: es momento de celebrar pero con una euforia contenida, como dice Germán: dignos en la derrota y humildes en la victoria, pero entendiendo que se trata de una carrera de fondo, con pasos certeros hacia un plan de trabajo en el que el objetivo del equipo es crecer a un ritmo de aprendizaje exigente para poder alcanzar un nivel competitivo a medio plazo. No se trata de llegar a un fin, sino de disfrutar del camino.
Agradecer de nuevo al Torrevieja Tigers por la disposición para crear un ambiente de rugby magnifico y los preparativos para el encuentro, y decirles a Javi y a sus chicas que os esperamos en Valencia pronto!
Y a este maravilloso grupo de jugadoras únicas, con la cabeza bien alta os decimos que es un orgullo veros trabajar y mejorar mes a mes, semana tras semana, día a día. Solo con esfuerzo se logran resultados. Sigamos construyendo la historia de nuestro San Roque! Sois grandes y vuestra ilusión y trabajo hace grande a este Club!!
El próximo sábado tendremos uno de esos días únicos en la temporada, como es la cena de Navidad, precedido de un nuevo encuentro ante nuestras amigas del Teruel RC, otro equipo también debutante en un partido que nos volverá a poner a prueba. Esperemos que para entonces, el Club de Rugby San Roque se haya erigido ganador del Programa de Jóvenes Promesas de Gillette. Nuestro Club no deja de aunar esfuerzos para poder defender la primera plaza.
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CAVE CANEM!!