Tras la confrmación de los rumores que venían radiándose a voces esta semana, sobre la visita de Argentina a España en el Metropolitano el 26 de agosto, es momento de ahondar en algo que ha podido pasar desapercibido. En las comunicaciones oficiales, se hizo público un acuerdo entre la FER y Kiwi House «para la celebración de «The Match» los dos próximos años, 2023 y 2024, con una posible extensión de una temporada más».

 

Si la noticia del rival de ayer fue un golpe de efecto, la firma de este acuerdo y su cumplimiento íntegro son, incluso, mejores noticias. Más allá de que «el torneo servirá de oportunidad a la Selección española para medirse a rivales del Tier 1″, refleja de nuevo el rescate de la iniciativa privada en cuanto a este tipo de eventos se refiere, y ya no es tanto por la capacidad de maniobra que pueda tener o dejar de tener la FER, sino porque, a pesar de su imperiosa y necesaria bendición, la maniobra de elección y tejemanejes de World Rugby queda reducida a eso, a su validación.

Si de arriba a abajo no funciona (el reparto de rivales en los últimos años, la nula progresión hacia la salida digna del apartheid oval, la marejada de Italia el año pasado…), lo que propone Kiwi House con este trato es invertir el proceso: démoslo hecho. Muchos vieron en el partido contra los Classic All Blacks del año pasado la llamada de atención a World Rugby de lo que estaban dejando pasar: un país ávido de rugby al que se le escapaba de nuevo el Mundial y que debería ser «referente».

Por todo ello, tácticamente, lo que se ha venido en llamar “The Match” mantiene viva esa llama que sigue reflejando que, quiera World Rugby o no, España no va a claudicar en su pasión creciente por el oval, a pesar de los froilanes que somos capaces de acometer. Paul Nicholson, CEO de Kiwi House, explica esa parte táctica: «»The Match» fue concebido en 2019 y para afianzar el éxito de mayo de 2022 era necesario más de una edición para los próximos años. Se planteó una estrategia a la FER y ahora, con un acuerdo a dos años, con posibilidad de tres, con la Federación Española de Rugby se beneficiará todo el rugby español.»

Fundamental aquí es el paso hacia la calidad del contenido. Ya hablé en su día que el continente de aquel primer encuentro contra los Classic All Blacks no tenía ni un pero: una acción de márketing y visibilidad enorme para enfrentarse a un grupo de jugadores retirados y casi retirados. ¿Cómo sería si, en vez de aquello, tuviésemos la posibilidad de un tier 1 en su máxima concepción? Ahora veremos una realidad muy distinta, aunque con una experiencia y un bagaje perfecto y un escenario en el que la nueva FER ha declarado públicamente su apuesta por la celebración de grandes eventos y que parece haber encontrado socios eficaces para esta misión, no solo por este acuerdo, en este caso con Kiwi House, sino también por la involucración de varias administraciones públicas como el Ayuntamiento de Madrid.

Paul Nicholson apunta a que «“The Match” tiene tres ingredientes fundamentales», y uno de ellos es que España necesita «más partidos fuera de sus ventanas de otoño y primavera contra equipos con más nivel. The Match será eso: Los Leones vs Tier1». Sobre el continente, segundo ingrediente, «hay que empezar a enamorar a los estadios de fútbol» para un máximo «desarrollo de rugby en nuestro país». Y, tercero, el papel de un rival de calidad para «crear experiencias únicas para los fans» y así aumentar «la ilusión por nuestros Leones y Leonas: poniendo grandes rivales contra nuestras selecciones en estadios de primer nivel».

Así pues, este acuerdo es incluso mejor noticia que la rotura del apartheid tras 21 años sin jugar contra un tier 1, ya que permitirá apuntalar esa iniciativa y, sobre todo, una manera de trabajar que ha visto, como se comprobó en las ocasiones en 2022, que es la única manera de enfrentarse con resultados y dignidad ante la inacción de World Rugby.


Articulo extraído de: Apalos.es                                                                                                                                Texto / Álvaro de Benito // Fotografía / Soraya Sanz